sábado, 11 de julio de 2009

Elvis está vivo y su Caddy también







Uno de los autos más emblemáticos de los años del rock & roll, y de las aletas en su máxima expresión de tamaño y delirio espacial, es el Cadillac 1959. En este blog ya aparece el cuatro puertas blanco que fotografié para la revista y en el Encuentro de Cartagena (para eso sirven las etiquetas del costado) y también le hice fotos a una familiar (igualita a la de Los Cazafantasmas) que hace las veces de carroza funebre de la delirante colección de la Funeraria Gaviria de Medellín, que trataré próximamente.
Esta cupé de ese año está todos los días estacionada en el centro de Mérida, frente al negocio de tapizado de asientos de su dueño y ayer además tuve algún susto menor cuando se me apareció de frente en una curva del camino, en una carretera de las afueras de la ciudad.
Yo no se cuantos Cadillac 1959 cupés pueden andar todavía deambulando y cumpliendo este tipo de tareas de traslado cotidianos en el mundo. No creo que sean dos, si acaso habrá algún otro en Cuba. Por eso dejó constancia aquí de lo que todo el mundo se puede encontrar cuando caminando por la calle 21 de vuelta en la carrera séptima de esta ciudad.

1 comentario:

  1. hello... hapi blogging... have a nice day! just visiting here....

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