Camino a la costas de Playa Medina, en el estado Sucre, Venezuela, me encontré este objeto. Estaba apurado por las palmeras, la arena blanca y las aguas cristalinas y me costó frenar y dar la vuelta. Pero volví y tuve recompensa.
Este triciclo no lo había visto jamás en la vida ni en figuritas. Su dueño me contó que lo tenía hace ya unos años, que antes de habitar los alrededor de Carúpano y Puerto Caribe, Sucre, vivía en Maracay, Aragua, y que resultó ser el mejor de los seis vehículos que ha tenido para bajar los productos de la tierra que se producen monte arriba de estas ciudades caribeñas.
Se lo veía muy robusto para la tarea, con un diferencial heavy duty y una suspensión delantera de moto, con dos fornidos amortiguadores telescópicos en la rueda delantera, que es la direccional. El interior estaba intervenido por un enorme cajón de sonido y los cables del altoparlante que llevaba sobre el techo y aunque el propietario me contó que era un Toyota y que tenía un motor de 4 cilindros bajo el asiento, también puede ser un modelo de su subsidiaria Daihatsu, ya que el tablero anunciaba esa procedencia.
Los tanques de gasolina parecen una adición venezolana, porque detrás de la puerta suicida del lado derecho tiene la boca de carga original.
He visto otros triciclos de carga, italianos como el difundido Vespa Ape o las Siambretta/Lambretta, algunos alemanes en Argentina y Uruguay, los Bajaj indios siguen reproduciéndose en el tercer mundo y descubrí otros nipones en los museos de las marcas, allá en Japón, pero nunca uno de las dimensiones de este gigante.
Subo unas cuantas fotos para apelar a la sabiduría de los amigos de "Viven Aquí" a identificar y ampliar detalles de este bicho.